lunes, 18 de febrero de 2013

"Sólo con leyes no se arreglan las cosas: hacen falta personas"

Rafael Alvira

Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad de Navarra, Rafael Alvira cuenta con una extensa actividad docente e investigadora; es además  miembro de varias sociedades, entre ellas, el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, de la que actualmente es director. El catedrático participa en el Simposio Internacional "Empresas con Rostro Humano" con una conferencia-coloquio centrada en la función del empresario en la sociedad.

Empresa y Humanismo es una institución pionera en su género que nace en 1986, época de grandes cambios sociales y económicos… ¿Surgiría del mismo modo hoy en día?

Los planteamientos fundamentales que rigen la sociedad no han cambiado en lo esencial, pero desde el punto de vista económico, en España han confluido factores que hacen que la situación económica sea peor que la de otras crisis. Pero, como aspecto positivo, creo que a lo largo de las últimas décadas se ha dirigido una creciente atención a la importancia del papel que desempeñan las empresas en la sociedad. También ha mejorado el nivel de las relaciones humanas en el mundo empresarial.  Desde finales de los años 80 la empresa ha comenzado a atender de una forma distinta al entorno global: la globalización ha hecho que las empresas cambien el sistema de relaciones económicas y, a su vez, la relación entre empresa y sociedad.

Sin embargo, la crisis de confianza en las empresas  está dejando huella en la sociedad. ¿Cómo luchar contra esto? 

La mejor forma es convencer con el ejemplo de las empresas que se esfuerzan día a día por hacer bien las cosas. Si somos capaces de crear un ambiente social y empresarial más humano a nuestro alrededor, todos se irán contagiando. Hacer las cosas bien cuesta esfuerzo, pero muchas empresas españolas están dando la talla con creces. Sólo con modelos y leyes no se arreglan las cosas: hacen falta personas con principios serios, sólidos, profundos, que los sepan aplicar con prudencia.

Y desde el punto de vista de las empresas, ¿cómo cree que está afectando este cambio en el enfoque? 

Un tema recurrente en mis conversaciones con empresarios es el siguiente, me dicen: “de acuerdo, mi empresa es cada vez más humana, aplicamos nuevas herramientas y modelos de gestión para implantar esa cultura empresarial, pero, mientras tanto, las demás empresas  que no lo hacen, ¿van a sacarme ventaja?”. Creo que las empresas tienen que ser conscientes de que ahora mismo salvarse cada uno por su cuenta es muy difícil, tenemos que salvarnos entre todos… y si además aprovechamos para elevar el nivel  humano de las empresas, al final vamos a conseguir muchísimos beneficios, incluidos los económicos. Debemos pensar y actuar a lo grande y poner el corazón en lo que hacemos, pero siempre conscientes de que ese sentimiento es compartido con otras personas que están trabajando con nosotros. Ese es el verdadero espíritu humanista de las empresas.